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Josep Lluis Alay, ¿Ministro de Exteriores en ciernes?

Josep Lluís Alay Rodríguez, nacido en Barcelona en 1966, profesor de historia contemporánea del Tíbet y Mongolia en la Facultad de Geografía e Historia en la Universidad de Barcelona (UB). Doctorado en Historia, en Física, y Licenciado en Filología Semítica por la UB, en Ciencias por la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica y, estudió tibetología en el departamento de Filosofía India de la Universidad de Hiroshima (Japón), donde publica diversos libros sobre historia y literatura del Tíbet.

Alay, es un gran conocedor de la cultura y de la realidad tibetanas. Durante años ha vivido a medio camino entre Barcelona y Lhasa, la capital del Tíbet. Allí dirigió varios proyectos de investigación y cooperación durante más de diez años. Durante su estancia, editó una obra singular: “Las poesías de amor del sexto Dalai Lama del Tíbet”, que reúne 74 poemas compuestos a finales del siglo XVII por Tshang-Yang Guiamtso. Además de su lectura estrictamente literaria, las composiciones tienen una lectura política, que concierne a los acontecimientos históricos que ocurrieron en el Tíbet desde finales del siglo XVII. En estos poemas se contempla el camino hacia la paz: “a través de la paz interior se puede conseguir la paz mundial… Hasta que quienes ocupen puestos de responsabilidad no acepten cuestionarse con valentía su modo de administrar el poder y de procurar el bienestar de sus pueblos, será difícil imaginar que se pueda progresar verdaderamente hacia la paz”.

Antoni de Montserrat

En el 2001 fue Director del Observatorio del Tíbet y el Asia Central en la UB desde su fundación. En el año 2002 profundiza en la figura enigmática de Antonio de Montserrat. Descubrió que gente relacionada con el alpinismo lo conocía porque a él se le atribuía el primer mapa del Himalaya. Intrigado por este personaje, traduce del latín al castellano y al catalán dos de sus manuscritos. Una vez recuperada parte de la obra escrita por el misionero, decidió reconstruir su viaje de tres años por los territorios que en la actualidad conforman India, Pakistán y Afganistán. El misionero, nacido en Vich, en 1536, hijo de una familia noble de Osona, convirtió su sueño en realidad y se hizo misionero enviado a la India. Por orden de Felipe II, se encargó de anotar todos sus viajes y experiencias, y al mismo tiempo sondear la posibilidad de conseguir un acercamiento cristiano en aquellos lugares. Fue encarcelado, y condenado a galeras, y mediante el pago de un rescate fue liberado, pero muriendo al poco tiempo, en 1600, ya que su salud había quedado seriamente deteriorada. De alguna manera abriría la puerta al descubrimiento de uno de los últimos espacios a conquistar por los adalides de la fe cristiana.

Desde 2004 ha dirigido una decena de proyectos de cooperación en los ámbitos de la educación y de la salud de poblaciones nómadas, también seminómadas de la Región Autónoma del Tíbet.

Junto con Sonam Drolkar, profesora de tibetano en la UB, viaja cada año a la región para evaluar y hacer un seguimiento de los proyectos que desarrollan y gestionan los mismos tibetanos. También ha codirigido documentales de televisión sobre Mongolia y Tíbet.

En 2010 se doctoró en Historia Contemporánea en la UB con una tesis sobre el lama tibetano. Khyung Sprul Rin Po Che, un mendigo tibetano: su vida y viajes. Sus últimos trabajos de investigación se centran en las rutas de comunicación entre el Tíbet y la India occidental durante la primera mitad del siglo XX.

Colabora como articulista en el diario Ara, considerado para muchos el diario del “process”. Este process, que a los medios de comunicación catalanes les está afectando de lleno en sus cuentas y planes estratégicos. En concreto, el diario independentista Ara ha retrasado algo más de un año su salida de pérdidas, por el freno a las subvenciones al catalán y el descenso de la inversión en publicidad institucional, pérdidas, que en el 2016 sumaron 550.000 euros

Desde julio de 2011 hasta junio de 2015 fue director de Patrimonio, Museos y Archivos del Ayuntamiento de Barcelona. Entró en política gracias al apoyo del ex alcalde de Barcelona, Xavier Trias. El Museu de les Cultures del Món fue inaugurado en el 2015. Desde sus inicios la controversia acompañó a este equipamiento cultural impulsado por Jaume Ciurana, en su etapa como teniente de alcalde de Cultura, y por el propio Alay, entonces director de Patrimonio, Museos y Archivos del ayuntamiento. La inversión en el Museo se elevó a 9 millones de euros (5 millones para la rehabilitación de los dos palacetes, 2,4 millones para la museografía; y 1,6 de mantenimiento anual. Los partidos políticos del PP y PSC se unieron para frenar la inversión en el museo, e incluso ICV criticó con dureza la creación de nuevos equipamientos sin tener en cuenta los costes de mantenimiento.

Alay y Puigdemont

El historiador es empleado de la Diputación de Barcelona, donde ejerce como Comisionado de Relaciones Internacionales, cargo por el que ha venido percibiendo unos 80 mil euros brutos al año desde 2015. Alay apoya el independentismo catalán y formó parte del séquito que acompañó a Carles Puigdemont durante el tiempo que el ex presidente de la Generalidad de Cataluña permaneció huido de la justicia española hasta el 26 de marzo de 2018.

En el mes de febrero Josep Alay tuvo que dar explicaciones a la oposición por el viaje que realizó a Copenhague. En su informe sobre esa visita concluye que el objetivo del viaje era eminentemente cultural. Sin embargo, el grueso de la estancia consistió en visitar a dirigentes daneses afines a la causa independentista. Allí se reunió con el concejal de Cultura de Copenhaghe, Niko Grünefeld durante una hora, miembro del Partido Verde en el Parlamento danés, donde ha planteado varias mociones de apoyo a los separatistas.  Por la tarde,  tuvo un encuentro con la dirección del think thank CEPOS (Center For Political Studies). También se reunió con el diputado Alex Ahrendtsen para hablar de “políticas culturales. Hay que tener en cuenta que Ahrendtsen es uno de los 33 observadores internacionales invitados por Diplocat (Consejo de Diplomacia Pública de Cataluña que el Gobierno español disolvió en el marco de la aplicación del artículo 155), encargado para vigilar el referéndum del 1 de octubre.

Dalai Lama, Tenzin Gyatso

Alay regresó  a Barcelona, no sin antes ser cazado en un centro comercial de la capital danesa junto a Puigdemont, cuando un espontáneo le obligó a besar la bandera española. Quizás Alay, como gran experto en asuntos tibetanos, pueda aconsejar y asesorar al ex presidente inspirándose en el Dalai Lama, Tenzin Gyatso, que está exiliado de su tierra desde hace medio siglo. El máximo líder espiritual del Tíbet ha afirmado que no se retirará a pesar de su edad: «Es mi obligación moral hasta mi muerte trabajar por la causa tibetana”, “luchará hasta la muerte por un Tíbet libre”.  Alay, amigo personal de Puigdemont, también quiso acompañarle en su estancia en Finlandia. Al cruzar la frontera danesa, era una de las personas que se encontraban en el vehículo en el que viajaba el  presidente exiliado, cuando fue detenido por la policía alemana. Se conjetura con la idea de que, Josep Lluis Alay hubiera podido llegar a ser una especie de Ministro de Exteriores en ciernes del todavía no constituido «Consell de la República».

Josep María Matamala «Jami»

Josep María Matamala

Joseph María Matamala Alsina, es el hombre que permanece al lado del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont en Bruselas, y que también estuvo con él en Gerona, el día después de que proclamase la república catalana y luego la suspendiera. Este empresario gerundense de 60 años y de pelo blanco es, el avalador, el confidente, el apoyo, el protector y, sobre todo, el fiel amigo de Puigdemont, quien tiene muchos conocidos pero un núcleo muy reducido de amistades. Conocido como Jami, fue uno de los fundadores de Convergència Democràtica de Catalunya en Gerona y se hizo militante en 1977. Fue presidente del comité local de la formación convergente y concejal de CiU en la oposición en el Ayuntamiento de Gerona entre 1987 y 1995, en los últimos cinco años llegó a ser portavoz. Permaneció en el comité local unos 12 años y después se retiró de la actividad política. Fue él, junto con el ahora diputado del PDeCAT en el Congreso Jordi Xuclà, quien avaló la figura de Puigdemont como posible alcalde cuando en el 2007 CiU se quedó sin candidato en Gerona. Costó convencer a la dirección del partido, incluyendo a Artur Mas, pero Puigdemont aceptó la oferta y desplazó a consolidados nombres de Convergència. Matamala siempre ha sido en la sombra una de las opiniones que más han tenido en cuenta los nacionalistas de Gerona. Precisamente fue su actividad política lo que propició el encuentro con Puigdemont, que entonces desarrollaba su actividad como periodista.

Coincidieron por primera vez en 1991, a raíz de un artículo que publicó, en el que criticaba al entonces candidato de CiU a la alcaldía, Josep Arnau, y que comentaba la siguiente noticia: “En el Ayuntamiento de Gerona se debatió en sesión plenaria una moción presentada por el único concejal de Esquerra Republicana (ERC), Enric Llauger, en la que se solicitaba que el consistorio se declarase a favor del derecho a la independencia de Cataluña. La moción, contra la que votó el Grupo Socialista -con mayoría absoluta (13), aunque había una ausencia- y el Popular (2), fue apoyada por los nueve ediles de Convergència i Unió (CiU), entre los que se encuentra el presidente de la Diputación, Josep Arnau”.

A Matamala le molestó el escrito y fue a ver a Puigdemont. Aquel desencuentro, habitual entre políticos y periodistas, en lugar de enfrentarles hizo que naciera una buena relación entre ambos y que se ha mantenido y consolidado con el paso de los años. A partir de aquel momento construyeron una sólida y muy estrecha amistad.

Feliu Matamala i Texeidor

Jami, uno de los seis hijos de Feliu Matamala i Texeidor, nacido también como Puigdemont en Amer, Gerona en 1912, estuvo muy influenciado por su padre. Feliu durante la guerra, pasó al bando franquista y combatió en el seno del Tercio de Nuestra Señora de Montserrat. Trabajó de joven como diseñador industrial y militó en la Federación de Jóvenes Cristianos de Cataluña, pero pronto se decepcionó del franquismo, y fue un activista cultural catalán durante la dictadura. Considerado un gran empresario, fundó la empresa Stein y Establecimientos Linel. Los orígenes de Stein, se remontan al año 1942. Cuentan sus hijos que Feliu Matamala era «más industrial que tendero», un hecho que explica que no fuera hasta 1978 que abriera su primera tienda. Pudo adelantarse con las nuevas tecnologías de su sector, que ya se utilizaban en Estados Unidos. Fundador de la librería Les Voltes, una de las de más solera de Gerona, que le sirvió de trampolín para impulsar actividades y para promover la cultura catalana como: la Feria del Dibujo y la Pintura de Gerona, las publicaciones Sierra de Oro, Cavall Fort y Tretzevents, el diario Hoy y la Gran Enciclopedia Catalana. También patrocinó campañas en defensa del catalán como:  En catalán, por favor,  El catalán, lo de todos, el DNI en catalán, y recogidas de firmas para causas como: No quiero la E a mi coche. El catalanismo de Feliu Matamala estaba fuera de duda y también lo practicó en su propia empresa. Así, en pleno franquismo no dudaba en reclamar las facturas de las empresas en catalán. Si no las escribían en catalán, optaba por descontar de la factura un 1%, que se quedarían para financiar el uso del catalán o de la introducción del catalán en la escuela. A lo largo de toda su vida fue capaz de demostrar su antiespañolismo, negándose a cotizar más a la seguridad social. La familia recuerda que a cualquier día de la semana y a cualquier hora, fuera capaz de coger unos folios y una mesa para ir a recoger firmas a favor de Cataluña o por el reconocimiento de la lengua. La empresa Stein fue la impulsora en 1988 de un grupo de gestión de compras estatal que permitía obtener mejores precios en la compra de los productos para sus diversas tiendas. En la actualidad, este grupo de compras lo integran hasta cuarenta y dos empresas de todo el Estado español del sector de la papelería. Se trata de Settgrup.

Junto con Jordi Cànoves, Dalmau Xeminis y Jaume Sobrequés, este hombre fundó en Gerona los premios literarios Prudenci Bertrana y la delegación de Òmnium Cultural. En 2004 recibió la  Medalla Francesc Macià de la Generalitat de Cataluña. En 2009 recibió la distinción a la Ciudadanía  del Ayuntamiento de Girona, pese a la oposición de la sección gerundense de Ciudadanos y la Cruz de San Jorge de la Generalidad de Cataluña, por su “defensa de la lengua y cultura catalanas y la consolidación de las libertades”. Quienes le conocían aseguran que “era independentista incluso antes de que se hablara de independentismo”. Impulsor de la campaña: El català a l’escola, Feliu Matamala cuenta en Gerona con una plaza que lleva su nombre, por iniciativa de Joaquim Nadal, ex alcalde socialista y ex consejero de los Gobiernos de Pasqual Maragall y José Montilla.

Josep Maria Matamala, mantiene una rentable relación con el Ayuntamiento de Gerona, del que el líder independentista fue alcalde. En la actualidad es administrador de varias empresas, en las que en todas ellas la facturación anual rondan los dos millones de euros, entre la que destaca Stein Girona S.L., sociedad que gestiona una papelería en el centro de la ciudad y una nave industrial dedicada a artículos de «gran formato».

Matamala organiza las ferias en Gerona; de  Girocòmic, Firatast y Fòrum Gastronòmic a través de su empresa, Incatis SL, antes conocida como Firatast, en la que Puigdemont fue consejero delegado antes de su entrada en política. Esta empresa se dedica a la organización de ferias de muestras, principalmente gastronómicas, ayudada con subvenciones de la Generalitat. La principal de estas ferias es el Fòrum Gastronómic, que se celebra cada dos años.

Además de la organizadora de ferias de muestras, es administrador único de Scata, una sociedad mercantil dedicada a la venta e instalación de muebles.

Cat revistas, dedicada a las ediciones de revistas.

Tecno Papelería Técnica comercio al por menor de periódicos y artículos de papelería.

Es consejero de la Urbanizadora Mas Xirgu. La Fundación Mas Xirgu es una entidad de economía social, que gestiona centros y servicios con el objetivo de generar empleo e insertar en el ámbito laboral a personas con discapacidad. El resto de empresas de Matamala apenas tienen movimientos o no presentan cuentas.

Matamala, ferviente partidario de la independencia de Cataluña, también ayudó al expresidente a consolidar su relación con Marcela Topor, con quien se casó a los dos años de conocerse. Fue también de los primeros en saber que Puigdemont era el elegido para sustituir a Artur Mas en la presidencia de la Generalitat cuando la CUP exigió un cambio al frente de la institución en enero de 2016. Matamala junto a su esposa, amigos inseparables de Puigdemont y su familia, comieron y pasearon junto al expresidente y Marcela Topor por las calles de Gerona, horas antes de su huída. Los últimos veinte años ambos personajes han cultivado una estrecha amistad que ha convertido a «Jami» en el principal consejero de Carles Puigdemont, hasta tal punto de acompañarlo en su espantada a la justicia, hasta Bruselas, donde se le ha visto junto a él, como si fuera su sombra, en todas las apariciones públicas del expresidente.

 

Carles Puigdemont: Cata…what?

Nació el 29 de diciembre de 1962 en Amer, Gerona. Fue el segundo de  ocho hijos. La familia es propietaria de una reconocida pastelería en el pueblo, desde que la fundara su abuelo Francisco en 1927.  Tiene seis apellidos catalanes: Puigdemont, Casamajó, Padrosa, Oliveras, Galceran y Ballart, y dos de origen andaluz: Ruíz y Toledo.

Caprichos de Amer

Su abuelo, Francisco Puigdemont i Padrosa tenía 25 años cuando, se le presentó la oportunidad de su vida: comprar el material de la tienda en la que trabajaba y trasladarla al edificio de enfrente, a un paso del Ayuntamiento. En la planta baja ubicaría el negocio; en la de arriba formaría una familia con su mujer, María Oliveras i Galceran. Un año después montó un obrador y mandó rotular su apellido. Pronto la convertiría en tienda de ultramarinos,  droguería, y también pastelería: «Vendían de todo menos zapatos, alpargatas y ropa»,  y dos especialidades de Francisco: los borrachos de ratafía (un licor de la zona a base de anís) y los caprichos de Amer que inventó él mismo y que aún vende su nieta Anna, hermana del presidente.

Así discurrieron los años 20 y 30 hasta que, como en toda España, la Guerra Civil azotó a la familia. La primera de las dos veces que su tío Josep, vio llorar a su padre, fue cuando quemaron la iglesia, la del monasterio de Santa María de Amer. Su padre, un hombre «muy trabajador» que «no era político pero sí creyente», lloró, derrotado sobre una silla, tras ver cómo desmontaban los altares y los quemaban en una hoguera en la Plaza de la Vila. «La segunda vez fue cuando se marchó». Era enero de 1938 y Amer, territorio republicano. La casa de los Puigdemont, había servido de refugio para tres enemigos de la República: dos curas, uno de ellos hermano de su mujer, y un militar jubilado de Madrid, a quien el estallido de la guerra le sorprendió de vacaciones en la Costa Brava. A Francisco iban a llamarle a filas pero él se resistía, «no quería ir a la batalla del Ebro». De modo que tomó una decisión. Cuando recibió el chivatazo de que el bando republicano le iba a llamar, el pastelero entregó a su esposa dos cartas, ficticias supuestamente, escritas desde el frente, y contactó con “la heroína de Olot”, Blanca de Carbonell, que pasaba a curas, monjas y católicos, gracias a su conocimiento de las rutas de pastores y payeses, y así se fugó. En su deserción, cruzó por los Pirineos a Francia. Pero allí la policía lo detuvo y le ofreció un pasaporte y dos opciones: «O volvía a Cataluña, o a la zona nacional». Optó por Irún. De allí viajaría a Pamplona, donde, con la ayuda de su cuñado el cura, pasó a Ubrique (Cádiz). Entonces, un amigo que controlaba los puestos en las cárceles de presos republicanos le dio trabajo en el penal de Burgos. Allí el pastelero se encargaba del suministro de la comida a los presos «rojos». Estaba contento, cobraba «un buen sueldo». Tanto que, cuando acabó la guerra, llamó a su mujer para ver si se trasladaba a Burgos. Pero María dijo que no. El negocio en su ausencia había ido bien, ella, de 36 años, y sus hijos: Xavier, Josep y Anna no habían sufrido represalias. Así que en 1940 volvió a su pastelería. A su regreso regaló a sus dos hermanos, dos uniformes negros de la Falange, a la que tuvo que afiliarse  y  tocaba la trompeta en sus desfiles. El estanco de Amer, también acabó en manos del pastelero, que era de un primo suyo, jefe de la Falange.

Su abuela, Manuela Ruiz Toledo, nació a principios del siglo XX en  La Carolina (localidad jienense que nunca ha visitado) y su bisabuelo, era de Dalías, Almería. Por entonces, las minas de La Carolina y de Linares, que habían sido las mayores productoras de plomo del mundo, comenzaban a agotarse y la población emigraba en busca de otros filones. Muchos en aquellos tiempos subieron en los años 20 a un tren, que se conoció como el catalán y que tenía por destino una Barcelona boyante de empleo. En esa época en la capital catalana vivían unos 20.000 andaluces. Su abuela murió muy joven y la familia sólo conserva retazos de su biografía. Llegó a Barcelona con 10 años y acompañada de una hermana mayor, se instaló con unos tíos y se casó con Carles Casamajó Ballart.  La pareja tuvo tres hijos pero la guerra y las enfermedades se cebaron con la familia hasta casi aniquilar la estirpe. Primero murió el primogénito, de meningitis, y más tarde, fallecerían el segundo hijo y la propia Manuela, de tuberculosis. Sólo su madre, Núria Casamajó Ruiz, que entonces tenía tres años, sobrevivió. La niña se quedó huérfana muy pronto, ya que su padre huyó a Francia en 1939 y desapareció. Carles en su blog, dos días antes de la consulta catalana del 9N, decía que votaría en su homenaje: «Mi madre tenía cuatro años cuando lo vio por última vez, antes de huir a Francia aquel frío y doloroso invierno de 1939. Pasó por varios campos de refugiados; primero a los del Roselló en condiciones infrahumanas, hasta desaparecer para siempre en 1943. Sus últimas cartas vienen datadas del campo de concentración de Noé, cerca de Toulouse, donde habían ido a parar refugiados de la guerra civil española enfermos y de edad avanzada y judíos desplazados de otros campos. De mi abuelo Carlos se sabe poco, más allá de las cartas que pacientemente enviaba a sus familiares de Barcelona. Las tenemos guardadas, en casa, como un tesoro muy preciado.  Me pusieron tu nombre, para que no nos olvidáramos nunca de que exististe, que sufriste lo que no nos podemos imaginar y que sólo intuimos en tu rostro vencido y quizá dolorido de aquella última fotografía…». Las cartas, las guarda su madre como oro en paño y nunca se las ha dejado leer a sus hijos: «Cuando yo me muera», les dice…

Caganers de Puigdmont

La guerra pasó, la dictadura se asentó y Francisco y María siguieron al frente de la pastelería hasta que su primogénito, Xavier, tomó las riendas. Con él al mando continuó la saga. Se casó con la administrativa Núria Casamajó. En la actualidad, el mayor de los hermanos Francesc, sigue al frente de ella y es muy popular en la zona, los ‘caganers’ de chocolate con la forma del president. Su padre, siempre había sido de izquierdas e ‘independentista”, mantenía reuniones clandestinas en torno al horno de la pastisseria durante el Franquismo, cuando ya soñaban con repúblicas.
Puigdi, de niño quería ser “médico de huesos o astronauta”. Era retraído, solitario y meticuloso; en las excursiones, mientras los otros hacían el cafre, él caminaba a un lado mirando las hojas del suelo como si estuviera filosofando.

Con 10 años disfrazado de nigromante

Con 12 años ya era antifranquista, a tenor de lo que relató hace un tiempo, se colocó en su bata del instituto, el lema “Queremos el Estatut”. De joven, fue bajista en una banda rockera llamada Zenit. Atendía los fines de semana la antigua pastelería familiar Amer. Su activismo político da comienzo al acudir por primera vez a un mitin de Jordi Pujol. Le llevó su tío y padrino Josep, primer alcalde democrático de Amer y afiliado a CIU. Poco después pediría el carné del partido y contribuiría a fundar la Juventud Nacionalista de Cataluña. Se significó como independentista desde muy joven, incluso cuando en las filas de CIU, nadie apostaba por esa vía. Cuando todos los jóvenes de la Transición decían: «Después de Convergència, Esquerra», él replicaba: «Después de Convergència, independencia». Algunos veranos, ayudaba detrás del mostrador, en la pastelería que regentó la familia en el Estartit, pero aquello no era la suyo. El chico melenudo ya había descubierto que hornear pasteles y vender pan no era su vocación.  Lo que le gustaba era el periodismo.

Con 16 años, empezó como corresponsal de deportes para el periódico Los Sitios, de Gerona, antecesor del Diari de Girona. Inició Filología Catalana, estudios que abandonó para dedicarse al periodismo. Nunca se matriculó en Periodismo; Sus razones: el poco tiempo que le dejaba su trabajo en el periódico y los meses de baja que le acarreó un accidente de coche que sufrió volviendo del trabajo en 1983, al chocar con un tráiler, en el que estuvo a punto de ser guillotinado. Le destrozó la cara y el brazo izquierdo, los médicos le salvaron el ojo, el párpado y la nariz como pudieron. Fue entonces cuando, cansado de los 26 kilómetros que separan Amer de Gerona, dijo adiós a su cuna y se estableció en la capital. Trabajaba entonces en el diario ‘El Punt’, donde estuvo más de 20 años, y acabaría siendo redactor jefe, además colaboró con la revista Presència. En 1988 realizó para el periódico, un periplo como periodista viajando por Europa para una serie de reportajes sobre naciones sin Estado y ciudades europeas, que culminó con la publicación de su libro ‘Cata… què?’ en 1994. La anécdota que él mismo cuenta es que, entregaba un DNI falso, ya que,  procuraba llegar a los hoteles a última hora, para que el personal de servicio fueran inmigrantes, que acababan de llegar y que tenían poco dominio del idioma y fácilmente les podía colar el carnet de nacionalidad catalana que llevaba en el bolsillo y les decía: «from Catalonia», y ellos respondían: «Cata … what?» y nunca tuvo ningún problema con la nacionalidad. Viajó por Europa  en la aplicación de las nuevas tecnologías a la información, lo que se traduciría en la creación en 1999, por encargo de la Generalitat, de la Agència Catalana de Notícies (ACN), que dirigió hasta 2002. Después CIU le ofreció ser director de la Casa de Cultura de Gerona.

Marcela Topor

Llegaría su flechazo con Marcela Topor, la primera dama de Cataluña, una joven rumana de origen humilde, tímida y discreta, 15 años más joven que él, que siempre le ha acompañado en sus proyectos profesionales.   Comparte la profesión de periodista con su marido, y es traductora de inglés. Habla perfectamente catalán, lengua que aprendió antes que el castellano. Sufrió las calamidades del régimen comunista, del dictador Ceausescu, haciendo cola de horas y días para tener acceso a algunos alimentos, como la carne.  Se conocieron a finales de los noventa durante la visita de ella, como actriz, en un grupo de teatro aficionado que participaba en el Festival anual Internacional de Teatro Amateur de Gerona que él contribuyó a organizar. Se casó en Rosas por lo civil y en Rumanía por el rito ortodoxo en el año 2000. Puigdemont visitó Rumania para intensificar su relación y habla perfectamente su idioma, acude cada año por Navidad a una celebración religiosa con la comunidad rumana de Gerona, donde ella se instaló cuando empezó a trabajar en el diario en inglés ‘Catalonia Today’ en el 2004. Este periódico catalán en inglés, que al día de hoy se sigue imprimiendo mensualmente, contó con Marcela Topor para la concreción y ejecución de algunas de sus ideas y que tiene como objetivo promocionar Cataluña. Puigdemont fue su impulsor gracias a subvenciones públicas, un total  de 419.380€, otorgadas  por la Generalitat de Cataluña. El Punt Avui lanzó su canal de televisión, siendo una de las presentadoras estrella, Marcela (la Mars), entrevistando en inglés. Viven en Gerona con sus dos hijas: Magalí y María.

Monasterio de Amer

En su pueblo natal Amer, (villa fundada en 840), se precian de que Puigdemont (Presidente número 130), siga los pasos de otros tres vecinos que dirigieron el germen de la Generalitat, la llamada Diputación del General, en los siglos XVI y XVII y que también fueron presidentes. Tres abades que residían en el monasterio de Amer, en su tiempo de máximo esplendor. El primer monje salido del monasterio fue Francisco de Giginta, posteriormente, de las paredes del monasterio salió otro presidente: Miguel de Alentorn y de Salbà,  y finalmente, Andreu Puente de Osseja. Algunos también sitúan a Dalmau Cartellá y Despou como presidente de la Generalitat con raíces amerenques. Así pues, Carles Puigdemont se convierte en el cuarto presidente de la Generalitat salido de Amer. Los abades de los monasterios catalanes solían ocupar ésta, tan elevada responsabilidad, porque en aquellos tiempos eran prácticamente los únicos que sabían leer y escribir. Otro hecho histórico importante es que en 1485, el 8 de noviembre se firmó el compromiso de arbitraje del rey Fernando el Católico en el conflicto remensa.  También nos encontramos con otro personaje ilustre, el ex alcalde de Barcelona que estuvo más años en el cargo durante la dictadura franquista José María de Porciones. Paradójicamente, fueron tres abades del monasterio, el mismo en el que un sacerdote ortodoxo bautizó a la hija mayor del President.

En 2006 fue candidato a las elecciones al Parlamento de Cataluña por CIU, resultando elegido diputado por la circunscripción de Gerona. En 2007, fue cabeza de lista por la misma formación al Ayuntamiento de Gerona, aunque no ganó las elecciones. En el 2011, se convirtió en el sucesor a la alcaldía, interrumpiendo más de 32 años de hegemonía del PSC. El 15 de julio de 2011, cuando se dirigía a una conferencia, fue agredido por un grupo de personas por las protestas contra los recortes. En su mandato como alcalde, puso candados a los contenedores de basura para impedir que los mendigos buscasen comida, una medida que fue muy criticada.

Artur Mas con Puigdemont

En 2015 presidió la Asociación de Municipios Independentistas, una de las principales entidades partidarias de la secesión. En las elecciones al Parlamento de Cataluña de ese mismo año, ocupó el puesto tres en la lista de Junts pel Sí por Gerona, resultando reelegido diputado. En 2016, Artur Mas, presidente en funciones de la Generalidad de Cataluña, le propuso como nuevo presidente, siendo investido con los votos acordados de la extrema izquierda independentista (CUP), Candidatura de Unidad Popular. Miembro del Colegio de Periodistas de Cataluña, entre sus aficiones destacan la música y la lectura. En los restaurantes “sólo pide vinos del Empordà”. Es testarudo o impaciente, y le saca de quicio que alguien junto a él pele naranjas.

En septiembre de 2017, el fiscal general del Estado de España, José Manuel Maza, evoca la posibilidad de detener a Carles Puigdemont por malversación de fondos públicos. La Guardia Civil realizó registros relacionados con el supuesto fraude millonario en la gestión del servicio de aguas de Girona, cuando él era alcalde. El 27 de octubre de 2017 después de que el Parlamento de Cataluña proclamase la República Catalana al amparo de los resultados del referéndum ilegal del día 1 de octubre  y que de inmediato fuera suspendida, el Senado aprobó las medidas propuestas por el gobierno al amparo del artículo 155 de la Constitución Española, entre ellas la destitución de Carles Puigdemont como Presidente de la Generalidad y a todo el Gobierno de Cataluña. Voló a Bruselas (casualmente la única embajada que no ha sido intervenida), en busca de defensa jurídica, asilo político, ¿o?

De pequeño quería ser astronauta y casi lo ha conseguido: no viaja por el espacio, pero vive en las nubes, rodeado de esteladas.