El huevo de Pascua, el Ave Fénix

Los huevos de Pascua provienen de una larga tradición. Se cree, que ya en la Edad de Hielo al finalizar el duro invierno, y cuando apenas quedaban provisiones, regresaban las aves y los hombres se alimentaban de sus huevos hasta que podían volver a  cazar. El huevo representaba la fertilidad, el renacimiento de la naturaleza. En el Antiguo Egipto, la mitología del ave Fénix, estaba muy presente, al igual que en la poesía árabe. El ave que renacía de sus cenizas a partir de su huevo original, cada quinientos años: “Forma ante todo un huevo sólido de mirra, tan grande cuanto sus fuerzas alcancen para llevarlo…” Este mito también se extendió a la cultura grecorromana y según la leyenda cristianizada, el ave vivía en el Jardín del Paraíso, en un rosal.

Tanto en Grecia como en Roma, se regalaban huevos pintados en las fiestas y festivales de primavera. En la Edad Media, se utilizaban huevos de tortuga, y se trataba la cáscara mediante diferentes procesos para decorarla. Muchas veces eran verdaderas obras de arte. Debido a que durante la Cuaresma estaba prohibido comer huevos y productos lácteos, las familias tenían que conservarlos y para mantenerlos frescos los bañaban con una fina capa de cera líquida. El Domingo de Pascua se reunían en la Iglesia y los regalaban a sus seres queridos. Cuando la Iglesia católica permitió su consumo, empezaron a ser pintados, tanto los huevos de gallina como de otras aves para regalar en pequeñas cestas. En un principio su ornamentación se elaboraba por las clases altas o de recursos, pero pronto se utilizaron decoraciones más sencillas, con ramas, hojas de árbol…

En Europa pronto se vinculó el huevo como símbolo de Pascua. A partir del siglo XIX los pasteleros de la época comenzaron a elaborarlos utilizando distintos ingredientes, primero fue el azúcar, luego el chocolate, los preferidos por los niños, claro. Después incluyeron sorpresas en su interior: dulces, bombones y comienzan a decorar sus escaparates con espectaculares envoltorios y coloridos. Algunos tienen su significado: el naranja: fuerza, el blanco: pureza, el amarillo: sabiduría, el verde: juventud.

En Portugal, el «Folar de la Pascua», es un pastel de pan dulce y seco, relleno de huevos duros, es el regalo gastronómico que intercambian en el Domingo de Resurrección los padrinos y madrinas y sus ahijados, una costumbre netamente portuguesa que aún pervive cada Semana Santa que simboliza la reconciliación, la unión y la amistad. Su origen es tan antiguo que se pierde en la historia. Según la leyenda, su comienzo se atribuye a una muchacha que deseaba casarse cuanto antes. Los dos pretendientes que tenía, uno rico y otro pobre, acordaron disputarse a la doncella en una lucha a muerte. Sin embargo, antes del duelo, acabó por mediar Santa Catarina, que resolvió el asunto ofreciendo un «Folar» a los tres protagonistas de la historia.

En Italia, en muchos pueblos existen juegos y competiciones utilizando huevos duros: como la de batir un huevo cocido coloreado, el concurso del mayor comedor de huevos cocidos, (el record está en 17), carreras de huevos sobre la cuchara. Nos encontramos con las fiestas de Urbania, donde cada año tiene lugar el tradicional juego llamado Punta e cul, inspirado en las costumbres de los campesinos y que consiste en ir rompiendo los huevos de los demás, sin romper el tuyo. Se suele comer una colomba de pascua, muy parecida a la mona española.

En Francia los huevos no son solo para decorar y regalar. Durante la Pascua, también se usan en platos típicos como la quiche o las omelettes. En algunos pueblos franceses se hacen tortillas gigantescas en lunes de pascua (a veces de hasta 1000 huevos). Se cree que esta tradición, según cuenta la leyenda, empezó cuando Napoleón pidió que se hiciera una omelette para su ejército durante su estancia en el pueblo de Bessières.

En Alemania, es costumbre pintar los huevos de pascua en esta época. Esta tradición parece haber surgido en el Siglo XII, cuando los huevos eran bendecidos por la Iglesia y con esto les brindaban poderes especiales que hoy son representados con los colores que se pintan. El color original que se utilizaba era el rojo, que simbolizaba la sangre de Cristo. En la antigüedad también servían como moneda de pago. En la Edad Media, los campesinos pagaban a los señores feudales con este medio los intereses acumulados por el uso de sus tierras.

En Polonia y Ucrania hacen verdaderas obras de arte con cera fundida sobre sus cáscaras.

 

Big Egg Hunt

En El Reino Unido, los huevos de pascua son uno de los grandes símbolos de la Semana Santa. Muchas familias pasan el Lunes de Pascua pintando y decorando huevos. Los padres los esconden en el jardín y a primera hora de la mañana del Domingo de Pascua, los niños salen a buscarlos. La mayoría de ellos son de chocolate. Los huevos pintados, más bien se suelen regalar a las personas queridas. Tras la misa de Pascua el lunes, los niños se unen para bajar colinas rodando huevos decorados “Egg Roll”. El primero que llega sin perder el huevo gana un premio de chocolate. El  gran evento “Big Egg Hunt” es una exposición de 101 huevos, decorados por artistas con dibujos extravagantes que exhiben en el Convent Garden  de Londres. En varias ciudades se esconden huevos y el que los encuentre se los queda.

Monas de Pascua

En España, las pastelerías aparecen repletas de huevos de Pascua y otros dulces de esta época. La Mona de Pascua la regala su padrino a sus ahijados hasta que hacen la comunión. Originalmente, era una coca adornada con huevos duros, con cáscara y todo. En Valencia aún se mantiene esta tradición, y se suele tomarla en el campo como merienda el Domingo de Resurrección. En principio, llevaba tantos huevos como años tenía el ahijado. Se suele decir que antes de comerte el huevo se tiene que romper la cáscara con golpecitos en la frente de otro. La palabra mona, pueda ser que venga del árabe munna, que significa obsequio, o mimun, que significa suerte o de imoun, feliz… o tal vez, que provenga del latín munda annona, un pan decorado que se le ofrecía a la diosa Ceres en sus fiestas de primavera.

Huevos Carmesí

En Rusia cuecen huevos, hirviendo las primeras capas secas de la cebolla para que se queden rojos. En Medio Oriente todavía se intercambian huevos carmesí, para recordar la sangre de Cristo. Estas costumbres de compartir huevos y hacer alusión al Cristo resucitado seguramente tienen su origen en una leyenda ortodoxa en la que María Magdalena logró llegar ante el emperador Tiberio, entregándole un huevo y diciendo: “Cristo ha resucitado”. El emperador -incrédulo- comentó: “Que Cristo haya resucitado es tan imposible como si este huevo se volviera de color rojo”. Según cuenta la historia, en ese mismo momento el huevo se volvió de un rojo intenso para sorpresa de todos los presentes.

Keara

Para los hebreos antes de Moisés, el significado de la palabra Pascua, era el paso del invierno a la primavera. Después, la liberación de la esclavitud del pueblo. Aunque el huevo de Pascua no aparece como un símbolo dentro de la costumbre judía, sin embargo existe el simbolismo de utilizar un huevo duro dentro del plato (Keará) que se prepara durante el Séder de Pésaj, como una representación de la continuidad del ciclo de la vida, por su forma redondeada. Este plato contiene alimentos simbólicos que ayudan a celebrar y recordar  la salida de Egipto y la liberación de la esclavitud a la que los hebreos estaban sometidos. Es un día de gran alegría y regocijo y, como en toda fiesta judía, la comida es parte fundamental de la celebración, regida por unas normas.

Los seis elementos que se ordenan en el plato tienen un significado especial que intenta evocar la historia y los sentimientos mediante la ingestión de los alimentos, que deben comerse siguiendo un ritual, según las agujas del reloj. El significado que se le otorga al huevo durante el Séder es el del endurecimiento del corazón de faraón Ramses II, que no permitía salir al pueblo hebreo de Egipto, y la fortaleza que presentó el pueblo judío durante el Éxodo.

Los armenios los vacían y los decoran con imágenes de Cristo y de la Virgen. En Sudáfrica, realizan velas artesanales de pascua con forma de huevo, hechas a mano y dado su exclusividad, no existen dos iguales.

 

Huevos Pidan

En muchas partes del mundo no existe la Pascua, como en China. Pero sin embargo es curiosa la conservación que hacen de los huevos de pato, los «pidan», «huevos recubiertos».  Tienen un llamativo aspecto decrépito, con la cáscara rodeada por una costra de barro y la clara con aspecto de jalea parda transparente  La yema es semisólida y oscura, con un tono gris verdoso. El sabor es salado y con acentos sulfurosos y amoniacales. Se preparan con sal y con un material muy alcalino, como ceniza de leña, cal o lejía. A veces se añade té para dar un toque de sabor. Tardan de uno a seis meses en madurar y se conservan, aproximadamente durante un año.

En Japón, las fiestas de pascua son una oportunidad para que los fabricantes de dulces  muestren sus habilidades más creativas, Krispy Kreme Donuts  es uno de los mejores lugares para degustar este tipo de dulces, entre los que destacan tres diseños especiales de donuts, el huevo de pascua, el conejo de pascua y un pollito muy Kawaii. Los inmigrantes alemanes llevaron a Estados Unidos en 1700 la tradición de los huevos, de los cristianos católicos. En los jardines de la Casa Blanca el día de Pascua se desarrolla una carrera de chicos que hacen rodar los huevos. Gana quien llegue más lejos y sin romperlos. Esta tradición se remonta al año 1878, cuando el presidente Rutherford B. Hayes decidió invitar a los pequeños a la Casa Blanca después de que el Congreso aprobara una ley que les prohibía jugar en los jardines del Capitolio por temor a que causaran daños.

Cascarones

En Argentina y Uruguay, se conserva la tradición de regalar huevos de Pascua decorados artesanalmente con glasé multicolor o bien en chocolate. En México los huevos rellenos de confeti, conocidos como cascarones, son decorados y cubiertos con papel. Durante todo el año se van reservando y esto requiere que se rompan de una manera determinada. Por supuesto en el último minuto, siempre falta más de uno y algunos se tienen que apresurar a comer una tonelada de ensalada de huevo para poder hacer los Cascarones. Unos pocos se rellenan con dinero, para sorprender. Pero, por supuesto, la verdadera diversión llega cuando se rompen los huevos de confeti sobre la cabeza de alguien.

En Australia es común recibir o buscar huevos de chocolate el domingo de Pascua. También hay varias comunidades multiculturales que mantienen sus tradiciones y pintan huevos duros para luego consumirlos con sus familias, o decoran huevos elaborados de madera para celebrar la Pascua. Las familias con niños pequeños organizan la búsqueda de huevos de chocolate o “Easter eggs hunt”, en parques o jardines. Los huevos de Pascua deben ser escondidos por el Bilby de Pascua, un mamífero pequeño y tímido con orejas grandes, nativo de Australia, una especie que está en peligro de extinción, que ha reemplazado al tradicional conejo de pascua.

El huevo de Pascua como símbolo cristiano, tienen el sentido de una ”vida nueva”, el paso de la muerte a la vida, de la resurrección.  El Cristo renacido siempre, al igual que el ave Fénix.

En la actualidad, la tradición continúa con algunas variaciones. El comercio y la modernidad por su parte se han encargado de incorporar los huevos de plástico y los famosos kinder con sorpresa, listos para consumir en cualquier época del año.