Deskonektapp y el autismo

La Asociación Guipuzcoana de Autismo (Gautena), con la ayuda de la Diputación Foral de Gipúzkoa, ha creado la primera app  diseñada con la colaboración de personas con Trastornos del Espectro Autista (TEA) para concienciar sobre el aislamiento que provoca el uso excesivo del móvil, y dar visibilidad a las personas con este trastorno.

Asociación Guipuzcoana de Autismo

Para ayudar a combatir estos excesos, la campaña incluye un vídeo promocional de 90 segundos en los que aparecen varios afectados de autismo, que reaccionan ante este fenómeno y aportan su versión sobre los móviles. La idea es que se difunda por las redes sociales y la televisión del territorio, y fuera de él. Las personas que han participado en esta campaña de concienciación que se presenta -en vísperas del Día Mundial de Concienciación del Autismo, 2 de abril– nos quieren dar a entender, que ellos quieren relacionarse con los demás, pero no pueden, y nosotros que podemos hacerlo, cada vez lo hacemos menos. Deskonektapp, es la primera app creada con la ayuda de personas con autismo, y nos propone: Desconecta para volverte a conectar”. Gautena dió a conocer una aplicación para móvil y tablet, y en breve también lo estará en iOS. La aplicación es gratuita y por el momento está disponible para Android en castellano, euskera y en inglés. Próximamente estará lista para Apple.

En el mercado existen ya varias aplicaciones que tratan el tema de la dependencia del móvil y el control de su uso. Sin embargo, los creadores e impulsores de la campaña han querido ir un paso más allá y ser realmente útiles. Trata de concienciar sobre el uso excesivo del móvil, que acaba por aislar al usuario del mundo real,  y nos permite controlar el tiempo que pasamos mirando la pantalla del móvil, en vez de atender al mundo que nos rodea. Y quién mejor para transmitir ese aislamiento que “personas con autismo, que aunque quieren comunicarse, tienen dificultades”. Contiene además, 11 consejos avalados por el equipo de profesionales de Gautena para ayudar a apartar la mirada del teléfono y dedicar ese tiempo a «al presente real», que es precisamente la mayor dificultad que sufren los autistas. Esta herramienta monitoriza las horas de uso del aparato móvil con registros diarios, mensuales y anuales. Establece gráficos de evolución y permite programar alertas que avisen al usuario para limitar su uso. Además, permite conocer más información sobre el desconocido trastorno del autismo y realizar una donación a la organización.

La frecuencia del autismo era 1 de 10 000. Hoy en día, la frecuencia ha ascendido a no menos de 1 en 50. Las proyecciones de parte de expertos acreditados sugieren que dentro de 10 a 20 años, la mitad de  los niños tendrá algún tipo de trastorno autista. Este incremento podría estar relacionado con la deficiencia de vitamina D, entre otras muchas causas, y porque en general las personas permanecen durante más tiempo en ambientes cerrados, y por la utilización de protectores solares. La radiación UVB, es fundamental para la elaboración de esta vitamina. Últimamente investigadores de EE.UU. han descubierto una manera más objetiva y precisa de diagnosticar el autismo en niños basado en el análisis de sangre de marcadores metabólicos, aunque tardará unos años en llegar a la práctica clínica.

La tecnología es maravillosa y nos permite estar conectados. «¿Acaso va a casarse con el móvil? Os declaro marido y móvil. Puede besar al móvil», termina diciendo un autista. La campaña pretende poner de manifiesto que existen personas que tienen serias dificultades para comunicarse o relacionarse, mientras quienes no las tenemos, lo hacemos cada vez menos. Pero el uso excesivo nos está convirtiendo en una sociedad cada vez más aislada de los nuestros y de nuestro entorno. La aplicación trata de ayudar a hacer “un uso responsable de la tecnología”. El fenómeno phubbing es una realidad y muchas personas “hacen caso a lo que pasa en el móvil ignorando a las personas de su alrededor”. El smartphone es un enemigo de la palabra, un obstáculo para cultivar las relaciones personales; vienen a decir los afectados de autismo que han participado en este vídeo. La nomofobia (el miedo o aversión a no disponer continuamente del móvil) también es una patología en alza. Se suele tener una media de 150 amigos en Facebook, pero sólo 4 en la vida real. Y uno se pregunta: «¿Cómo se pueden tener 150 amigos en la vida real?».

Estos son algunos de los datos correspondientes a diferentes estudios realizados sobre las horas que dedicamos a nuestra “vida digital” en España:

  • Somos el primer país de Europa, y uno de los del mundo, con mayor tasa en smartphones: hay 44,3 millones de móviles y somos 44,1 millones de habitantes .Ya hay más smartphones que habitantes.
  • El 87 % de los jóvenes prefiere comunicarse por mensaje de texto que cara a cara.
  • El 75% de jóvenes no lo desconecta mientras está en una cita o practicando sexo.
  • El 83% come y duerme con su móvil.
  • El 100% prefiere perder su cartera al móvil.
  • El 68% se lo lleva al baño.
  • Sólo un 1,5% lo deja en casa cuando se va de vacaciones.
  • El 75% regresa a casa si se ha olvidado el móvil. Más de la mitad de la población sufre ansiedad si se olvida el móvil en casa.
  • Miramos el móvil más de 80 veces al día.
  • Un 13,6% declara que lo consulta mientras está conduciendo.
  • Lo desbloqueamos 150 veces al día.
  • Nueve de cada 10 españoles con smartphone no se alejan de sus móviles más de un metro en todo el día.
  • El 51 por ciento utiliza de forma activa el móvil más de cuatro horas al día.

“Ya hay más móviles que personas en el mundo”. Según las reflexiones de Javier Salas: las víctimas de la falta de atención somos nosotros mismos, nuetros hijos, nuestra pareja, nuestros padres, los colegas de clase o hasta el jefe. Nos llegan noticias de países que instalan señales luminosas en el suelo para evitar los atropellos y las caídas a los andenes de los usuarios de móviles que andan mirando hacia la pantallita. Problemas de cuello por doblarlo hacia el aparato, e incluso una nueva dolencia en muñecas y pulgares. Cada vez ejercitamos menos la memoria, los jóvenes están perdiendo atención (no saben cuál es su número de teléfono),  ya sólo nos orientamos con Google Maps. Nos llevamos el smartphone a la cama y, con sus luces, torturamos al cerebro perjudicando el ciclo natural del sueño. Pero, más allá de las noticias, ¿estamos enganchados al móvil? ¿Son solo problemas personales puntuales o nos está afectando como sociedad?Los estudios que tratan de identificar la gravedad y el tamaño del problema hablan de cuadros de ansiedad en estudiantes que pasan horas y horas atrapados por la atención del cacharro. De adolescentes con síntomas depresivos cuando se les veta el acceso a su mundo digital (últimamente un adolescente denunció a su madre por haberle quitado el móvil). De jóvenes que abandonan sus estudios y cuya dependencia psicológica, provoca deterioro familiar. De problemas de agresión, fobia, trastornos del sueño, soledad y aislamiento social.  Hace poco se publicó un estudio que alertaba de los trastornos de sueño que provoca el hábito de casi todos los adolescentes, de dormir junto al móvil sin desconectar: insomnio, trastornos alimenticios, bajas defensas.

El Quijote se reía de los trastornos que podía provocar el exceso de lectura, del mismo modo que la serie británica Black Mirror nos advierte de la distopia (una sociedad ficticia alimentada por alguna información externa) que podrían estar descargándose desde nuestros dispositivos. Todo esto está perjudicando a las relaciones personales, acostumbrados a mantener conversaciones de baja intensidad mientras toqueteamos el smartphone, por culpa del multitasking (multifuncionalidad). El grado de empatía entre los universitarios, ha disminuído. El silencio incómodo que obligaba a pensar qué decir a un desconocido está a punto de desaparecer para siempre de nuestras vidas: basta con sacar el móvil.

Tratamos a las máquinas casi como si fueran humanas y desarrollamos hábitos que nos hacen tratar a los seres humanos casi como máquinas. Regularmente ponemos a las personas en pausa en medio de una conversación con el fin de revisar nuestros teléfonos. Si además se introduce el azar y no sabemos exactamente qué sorpresa vamos a recibir, el refuerzo es mucho mayor. Eso engancha todavía más. Es lo mismo que sucede con las tragaperras. Y es exactamente el principio en el que se basa el vicio del móvil: cada vez que lo miramos hay algo. Cada vez que entramos en una app, estamos tirando de la palanca para ver qué nos toca: un e-mail de trabajo, un chiste simpático en Twitter, una foto de la persona…

Steve Jobs

Como dicen los especialistas, ya no se trata de ganar, sino de seguir en la “zona de la máquina”, una especie de vórtice que nos atrapa en un bucle hipnótico sin fin. Así es como nos enganchamos al móvil, con el mismo truco que activa la ludopatía: incluso con el sonido de las notificaciones, como antaño las máquinas de juego, que son un condicionamiento digno del perro de Pávlov. La oleada de suicidios provocados por la presión empresarial, ha obligado a plantear el “derecho a la desconexión digital” en la contestada reforma laboral francesa.

Hace una década, Steve Jobs aseguró que ese aparato que blandía, el iPhone, iba a cambiarnos para siempre, pienso que tenía mucha razón.