Calpe, el Peñón de Gibraltar

 

Torre del Homenaje

El Peñón de Gibraltar siempre ha tenido una situación privilegiada, estratégica para controlar el estrecho. Desde la prehistoria, ha sido visitada por fenicios y griegos, que la identificaron mitológicamente, como Calpe, una de las Columnas de Hércules. Pasó del dominio vándalo al visigodo, y finalmente a manos musulmanas, que le dieron su nombre: (Ẏabal Tāriq, ‘Monte de Táriq’), en honor del caudillo musulmán Târiq. Su primer asentamiento permanente es almohade. La Torre del Homenaje. Pasaría posteriormente a ser ocupado por las tropas del duque de Medina Sidonia, a quien se le concedió el marquesado de Gibraltar y los Reyes Católicos le otorgaron su propio escudo de armas en 1502.

Al morir Carlos II de Austria (el Hechizado) sin descendencia en 1701, comienza uno de los conflictos sucesorios más importante de la historia de España. En su testamento dejó como heredero de la corona a favor del nieto de Luis XIV de Francia y de su hermana Maria Teresa de Austria, Felipe de Anjou, en oposición de su esposa que apoyaba a su sobrino al Archiduque Carlos de Austria.

Archiduque Carlos de Austria

Felipe V

En principio no suscitó ninguna oposición, Felipe V hizo su entrada en Madrid. Pero las torpezas cometida por Luis XIV, hicieron cambiar la situación. En principio dio a entender que en determinadas circunstancias su nieto conservaría sus derechos sobre la corona de Francia, lo que implicaría que Francia y España no se reunirían jamás bajo la autoridad de un único rey. Al mismo tiempo y actuando en el nombre de Felipe V, Luis XIV ocupó los Países Bajos. Estas declaraciones y provocaciones llevaron a que la nueva alianza entre Francia y España no fuera bien vista por el resto de Europa, formándose poco después la Gran Alianza de la Haya, uniéndose los intereses de Gran Bretaña, las Provincias Unidas de los Países Bajos y el Sacro Imperio Romano Germánico que apoyaban al archiduque Carlos de Austria. Esta tensión, cada vez más  creciente, desembocó en la declaración de guerra a España y Francia. El conflicto dinástico provocó así una guerra internacional y, en el interior de la Península, una guerra civil entre los partidarios de cada uno de los herederos.

George Rooke

Conquista del Peñón: El 1 de agosto de 1704, llegó a las costas de Gibraltar una flota angloholandesa, con el almirante George Rooke al mando, acompañado por el príncipe de Hesse-Darmtsadt.

El objetivo del ataque era imponer la fidelidad al archiduque Carlos. Pese a que regiones como Cataluña o Baleares defendían la soberanía del archiduque Carlos de Austria, Gibraltar y la mayoría del sur de España habían mostrado ya su fidelidad a Felipe V. Aquel mismo día comenzó el desembarco en Punta Mala (el actual Puente Mayorga), donde establecieron la zona de acampada. Los acampados enviaron dos cartas, una firmada por el Príncipe de Hesse-Darmstadt, y otra carta firmada por el archiduque Carlos, pidiéndose en ambas la inmediata rendición y reconocimiento como rey legítimo de España.

El Príncipe Hesse-Darstadt,  (también virrey de Cataluña, y gobernador de Gibraltar). Previamente, había intentado desembarcar en Barcelona sin éxito. Poco después dirigió un ataque a Ceuta, que fue rechazado por su gobernador, el marqués de Gironella. Murió el 14 de septiembre de 1705 durante el sitio de Barcelona, en el asalto al castillo de Montjuic, una bala le destrozó una arteria del muslo y murió a consecuencia de la hemorragia, lo que finalizó con la entrada del Archiduque Carlos en la ciudad y su proclamación como Carlos III de Aragón.

El Príncipe Hesse-Darstadt

En tan sólo un día de dura batalla, Gibraltar terminó cayendo en manos británicas, por lo que el 6 de agosto, apenas dos días después de la caída de la ciudad, prácticamente la totalidad de los habitantes huyeron a poblaciones cercanas, quedándose en Gibraltar únicamente 70 personas, la gran mayoría heridos y religiosos. Tras cinco horas de bombardeos, los defensores accedieron a negociar su capitulación haciendo entrega de la plaza al príncipe de Hesse-Darmstadt. Pero una vez la ocupación estuvo hecha, el almirante Rooke decidió nombrar el peñón bajo soberanía de la reina Ana I de Gran Bretaña.

Todo esto es lo que conllevó, a que durante los 9 años siguientes, tropas españolas y francesas intentasen recuperar sin éxito el territorio ocupado.

La guerra de sucesión fue un conflicto que duró 12 años, acabando con el Tratado de Utrech en abril de 1713. La invasión extranjera fue lo que desencadenó la guerra civil en el interior de España. En la Corona de Aragón, la mayoría de la población tomó partido contra los Borbones. Este rechazo, se debía principalmente, al miedo de aquellos territorios a perder un estatuto de autonomía, al que estaban muy apegados. Carlos de Austria, que era un Habsburgo, parecía ofrecer más garantías. En ningún momento se puso de manifiesto la voluntad de aprovechar las circunstancias para separarse de Castilla. Aragoneses, catalanes y valencianos lucharon por el futuro régimen de toda España, no por la suerte de sus patrias respectivas. La defensa de los fueros sólo apareció más tarde, cuando Felipe V declaró la abolición del estatuto de autonomía del reino de Valencia.

Este precedente inquietó a los demás integrantes de la Corona de Aragón y los fortaleció en su actitud, pero no creó la oposición a los Borbones; ésta ya existía de antemano. La abolición del estatuto de autonomía de Valencia, y después el de los demás territorios de la Corona de Aragón, debe interpretarse como una sanción contra los súbditos rebeldes. La ciudad de Barcelona prolongó su resistencia a los Borbones después de la paz de Utrecht. El asalto final tuvo lugar el 11 de septiembre de 1714. Barcelona capituló el 15. Al año siguiente, Aragón y Cataluña perdieron sus fueros.

Desde el punto de vista militar, Felipe V ganó la partida. Inglaterra y Holanda se resignaron a reconocer a Felipe V como rey de España. Sin embargo la mayor beneficiaria de todo este conflicto fue Inglaterra. Obtuvo cláusulas especialmente ventajosas en el ámbito económico: el monopolio de la trata de negros en América y el derecho a enviar a las Indias todos los años un barco mercante de quinientas toneladas. Este navío, llamado de permiso, abrió una brecha en el monopolio comercial de la España colonial. Conservó Gibraltar y la isla de Menorca, ocupada durante la guerra. España cedió al Imperio los Países Bajos, Nápoles, el Milanesado y Cerdeña. Francia sufrió graves dificultades económicas causadas por los grandes costes de la contienda. El equilibrio de poder terrestre en Europa quedó, pues, asegurado, mientras que en el mar, Inglaterra empieza a amenazar el control español en el Mediterráneo con Menorca y Gibraltar.

Gibraltar

Entre los artículos del Tratado de Utrech, el décimo es el más polémico, pues mediante él España cede Gibraltar a Inglaterra:

Articulo X: El Rey Católico, por sí y por sus herederos y sucesores, cede por este Tratado a la Corona de la Gran Bretaña la plena y entera propiedad de la ciudad y castillos de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortalezas que le pertenecen, dando la dicha propiedad absolutamente para que la tenga y goce con entero derecho y para siempre, sin excepción ni impedimento alguno.

Pero, para evitar cualquier abuso y fraude en la introducción de las mercaderías, quiere el Rey Católico, y supone que así se ha de entender, que la dicha propiedad se ceda a la Gran Bretaña sin jurisdicción alguna territorial y sin comunicación alguna abierta con el país circunvecino por parte de tierra. Y como la comunicación por mar con la costa de España no puede estar abierta y segura en todos los tiempos, y de aquí puede resultar que los soldados de la guarnición de Gibraltar y los vecinos de aquella ciudad se ven reducidos a grandes angustias, siendo la mente del Rey Católico sólo impedir, como queda dicho más arriba, la introducción fraudulenta de mercaderías por la vía de tierra, se ha acordado que en estos casos se pueda comprar a dinero de contado en tierra de España circunvencina la provisión y demás cosas necesarias para el uso de las tropas del presidio, de los vecinos o de las naves surtas en el puerto.

Pero si se aprehendieran algunas mercaderías introducidas por Gibraltar, ya para permuta de víveres o ya para otro fin, se adjudicarán al fisco y presentada queja de esta contravención del presente Tratado serán castigados severamente los culpados. Y su Majestad Británica, a instancia del Rey Católico consiente y conviene en que no se permita por motivo alguno que judíos ni moros habiten ni tengan domicilio en la dicha ciudad de Gibraltar, ni se dé entrada ni acogida a las naves de guerra moras en el puerto de aquella Ciudad, con lo que se puede cortar la comunicación de España a Ceuta, o ser infestadas las costas españolas por el corso de los moros.

Y como hay tratados de amistad, libertad y frecuencia de comercio entre los ingleses y algunas regiones de la costa de África, ha de entenderse siempre que no se puede negar la entrada en el puerto de Gibraltar a los moros y sus naves que sólo vienen a comerciar. Promete también Su Majestad la Reina de Gran Bretaña que a los habitadores de la dicha Ciudad de Gibraltar se les concederá el uso libre de la Religión Católica Romana. Si en algún tiempo a la Corona de la Gran Bretaña le pareciere conveniente dar, vender, enajenar de cualquier modo la propiedad de la dicha Ciudad de Gibraltar, se ha convenido y concordado por este Tratado que se dará a la Corona de España la primera acción antes que a otros para redimirla.

Con la firma del Tratado de Utrecht queda reconocida la posesión británica de Gibraltar, siendo cedido el peñón con perpetuidad y una única cláusula: Si el territorio dejaba de ser británico, España tendría derecho de recuperarlo. 

Con el Brexit, ¿qué será de la Roca? Si deja de pertenecer a Inglaterra, ¿se convertirá en un Parque Temático? Por ejemplo se llamaría: “La última colonia del Reino Unido”. O tal vez se quedarán a vivir allí sólo los macacos. Aunque igual pasaba lo mismo que sucedió con las Islas Bermudas, que hasta los monos se querían suicidar. Lo más probable, es… que, no pase nada.