Trappist-1 nos espera…

Un equipo internacional de astrónomos ha descubierto un nuevo sistema solar con siete planetas del tamaño de la Tierra. Está a unos 40 años luz de nosotros, en torno a una estrella tenue y fría de un tipo conocido como “enanas rojas”. En la Vía Láctea, esta clase de astros son mucho más abundantes que las estrellas como el Sol y, recientemente, se han convertido en el lugar perfecto para encontrar vida.

Nuevo Sistema Solar

Telescopios terrestres en Chile, Sudáfrica, Marruecos, EEUU y la isla de La Palma, en Canarias, dirigieron también sus lentes hacia Trappist-1. El nombre de la estrella responde al acrónimo de Telescopio Pequeño para Planetas en Tránsito y Planetesimales. Un sistema de dos observatorios robóticos de la Universidad de Lieja (Bélgica) que está rastreando las 60 estrellas enanas frías más cercanas a la Tierra en busca del tránsito de planetas habitables. En 2010, el grupo de investigadores liderado por Gillon, un astrónomo de la Universidad de Lieja, y primer autor del estudio que se ha publicado este miércoles en Nature, comenzó a escudriñar la vecindad del Sistema Solar con el telescopio robótico TRAPPIST, ubicado en Chile.

Michael Gillon

A partir de esas observaciones y las de otros telescopios terrestres, entre ellos el William Herschel, ubicado en la isla canaria de La Palma, se han recopilado evidencias (durante años) de 34 tránsitos de cuerpos frente a la estrella, que atribuyen a las órbitas de siete planetas.

El nuevo sistema solar órbita en torno a Trappist-1, un astro del tamaño de Júpiter ubicado en la constelación de Acuario. Los seis planetas parecen ser rocosos, como la Tierra, Marte, Venus y Mercurio, aunque algunos podrían ser mucho menos densos. Los cálculos indican que son de tamaño similar a la Tierra y por lo tanto tienen una superficie sólida. “Es la primera vez que se encuentran tantos planetas de este tipo alrededor de una estrella”, ha destacado Michael Gillon. Se mostró ilusionado: «¡Es un sistema planetario impresionante! Y no solo porque hayamos encontrado tantos planetas, sino porque tienen un tamaño sorprendentemente parecido al de la Tierra».

Trapist 1,bc,d,e,f,g,h,

Trappist-1 b, c, d, e, f y g, según su proximidad decreciente al astro, y sugieren la existencia de un séptimo, h. El nuevo sistema solar descubierto es extraordinariamente compacto y ordenado. Sus planetas están en un mismo plano, como sucede en el Sistema Solar. Además sus órbitas siguen un ritmo periódico.

Tres de ellos, designados por ahora como e, f y g,  se encuentran en la zona habitable de la estrella, allí donde la temperatura es adecuada para que haya agua líquida en su superficie.

En los tres planetas más próximos a la estrella –designados como b, c y d– hace probablemente demasiado calor para que pueda haber agua líquida. En el más alejado de los siete –el planeta h-, hace probablemente demasiado frío.

Además, y según los cálculos que han realizado, parece que los planetas c, d y f reciben una cantidad de calor de su estrella comparable a la que reciben Venus, Tierra y Marte, respectivamente.

De los siete, el mejor candidato para albergar vida es el planeta f, ha informado en la rueda de prensa Amaury Triaud, coautor de la investigación, del Instituto de Astronomía de Cambridge (Reino Unido). Se trata de un mundo de tamaño casi igual que la Tierra que completa una órbita alrededor de la estrella cada nueve días terrestres.

Comparativa con nuestro sistema solar

Recreación del planeta «f»

Si vive alguien en el planeta f, o en alguno de sus vecinos, estará viendo en el cielo una gran estrella de color salmón, con un diámetro unas tres veces mayor que el sol visto desde la Tierra. Pese a la proximidad de la estrella, sin embargo, la luminosidad en la superficie del planeta es unas 200 veces inferior a la que llega a la superficie de la Tierra. Estar allí a mediodía “sería como aquí al atardecer”, explica Triaud. Pero “sería bello porque cada poco tiempo pasaría por el cielo otro planeta que se vería el doble de grande que la luna”.

 

 

ESO

Otro de los detalles que ha sorprendido a los científicos es que estos siete planetas están muy apiñados entre sí lo que les permitiría albergar agua líquida, condición esencial para la vida, según un comunicado del Observatorio Europeo Austral (ESO).

“Es especulativo porque no sabemos cómo surge la vida”, declara Triaud. “Pero, si surge en un océano y hay un océano allí, no veo ningún problema”. Todos los siete planetas podrían albergar agua en superficie, si tuvieran una atmósfera adecuada. Podría haber agua en cualquiera de ellos”, sostiene Gillon.

 

Amaury Triaud

Las órbitas de sus siete planetas cabrían todas en el interior de la órbita de Mercurio. Con los planetas tan cerca de la estrella, allí los años pasan rápido: duran un día y medio terrestre en el planeta más próximo a TRAPPIST-1,  y unos veinte días en el más lejano. El hecho de que estén tan cerca hace muy probable que el tirón gravitacional de los planetas provoque fuerzas de marea capaces de generar actividad volcánica en algunos de ellos, según los investigadores.

«La pregunta de si estamos solos en el universo se resolverá en las próximas décadas«, ha dicho Thomas Zurbuchen, investigador de la NASA.

Thomas Zurbuchen

Las estrellas pequeñas tamaño como TRAPPIST-1 son de las más numerosas de la galaxia. A medida que avanza la exploración del espacio resulta más evidente que la Vía Láctea  y el Universo están repletos de planetas de tamaño similar a la Tierra. Se encuentra totalmente repleta de lugares que podrían albergar vida. Es una enana roja, de tipo «m», una categoría que se caracteriza por su escaso tamaño, por su brillo tenue y por su vida extremadamente larga. «Las estrellas tipo m, como esta, son las más abudantes del Universo. Forman el 75% de la Vía Láctea ha explicado Pallé. Pero hasta los últimos años los telescopios no habían sido capaces de detectarlas en suficiente cantidad. ¿Por qué? Porque aparte de abundantes, estas estrellas son pequeñas y poco brillantes.

En todo caso, si este estudio y otros, poco a poco van confirmando que no es extraño que estas estrellas acumulen varios planetas en órbita, el número de planetas de tamaño similar a la Tierra podría ser meteórico.

Guillén Anglada-Escudé

El método empleado para la detección ha consistido en analizar las variaciones de luz de la estrella para tratar de detectar el paso de planetas, lo que se conoce como tránsitos. Al igual que en el cine alguien puede tapar la pantalla cuando se pone delante del proyector, un planeta puede ensombrecer la luz que nos llega de una estrella cada vez que pasa. Como los planetas pasan delante de las estrellas de forma regular, una vez al año (siendo su año su periodo orbital, o sea, el tiempo que necesitan para completar una vuelta), los astrónomos han podido estimar el número de planetas. Lo más importante de este descubrimiento es que puede permitir observar por primera vez la atmósfera de uno de estos planetas, explica Guillem Anglada-Escudé, astrónomo barcelonés  que trabaja en la Universidad Queen Mary de Londres: Se trata de un logro científico que bien vale un Nobel.

El año pasado, Anglada-Escudé descubrió el exoplaneta del tamaño terrestre más cercano a la Tierra, a cuatro años luz, “Próxima B”. Es uno de los 10 mejores científicos del mundo, según “Nature”.

Enric Pallé

El triplete de la vida: una huella de gases de dióxido de carbono o metano, oxígeno y vapor de agua, que se considera como una prueba muy sólida de la presencia de vida en un planeta. Por lo menos por lo que sabemos ahora, solo podemos explicar la presencia de este triplete con la hipótesis de que haya vida presente, tal como ha explicado Enric Pallé, especialista en el análisis de atmósferas de exoplanetas. Otra opción sería que existiesen fenómenos geológicos y atmosféricos totalmente desconocidos. Actualmente se conocen entre 3.000 y 4.000 exoplanetas, planetas que orbitan estrellas lejanas, y en las últimas dos décadas se han ido descubriendo posibles exoplanetas de tamaño y composición similares a los de la Tierra.Pero sin irnos tan lejos, resulta que solo en el Sistema Solar hay un buen puñado de lugares donde es posible que la vida se haya desarrollado en el pasado. Marte, las lunas de Saturno (Titán y Encélado), una luna de Júpiter (Europa) y hasta quizás Plutón. Sus semillas se han ido encontrado en las últimas décadas en asteroides, incluyendo al gigantesco Ceres, y en cometas, que estudió la misión Rosetta. Por eso, cada vez parece más evidente que el ser humano no tiene motivos para sentirse tan solo en el Universo.

Recreación de exoplanetas

En unos cuantos miles de millones de años, cuando el Sol haya agotado su combustible y el Sistema Solar deje de existir. Trappist-1 seguirá siendo una estrella en su infancia. Consume hidrógeno tan despacio que seguirá viva unos 10 billones de años, 700 veces más que la edad total del Universo y, posiblemente, es tiempo suficiente como para que la vida evolucione.